domingo, 20 de octubre de 2013

En América, el cultivo de la vid no existía hasta la llegada de los españoles. Cristóbal Colón (1451-1506), cuando realiza su segundo viaje, en 1493, a un año del descubrimiento del continente americano, introdujo las primeras variedades en las Antillas (Centroamérica), pero a causa del clima de la región caribeña, estas especies no lograron fructificar. En 1543 la vid había llegado a la ciudad de Salta, desde el Alto Perú, donde se traían las primeras uvas. Posteriormente, con el tiempo, las uvas encontraron su mejor asentamiento en la ciudad de Cafayate. En la ciudad de Santiago del Estero llegaron viñas aproximadamente en 1556. Allí el cultivo de vid progresó realmente, y para 1557 los jesuitas habían realizado las primeras plantaciones de cierta importancia en el territorio. Cuando se fundan ciudades como Mendoza, en 1561, y San Juan, en 1562, eran puntos estratégicos por donde ingresaron viñas desde Chile a la Región de Cuyo, para diseminarse luego por todo el territorio. En 1598 en la provincia de Misiones también florecía la vitivinicultura de la época, y en menor cantidad se producía en las provincias de Córdoba, Santa Fé y Buenos Aires. En Argentina, como en varios países de Latinoamérica, la expansión de las cosechas de viñedos se relaciona estrechamente con la difusión del cristianismo, sobre todo porque el clero necesitaba indudablemente del vino para poder celebrar la misa. En 1853 el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), que era gobernador de Cuyo (Mendoza - San Juan), contrataría al francés Aimé Pouget, quien se encargó de reproducir las primeras cepas de variedad francesa, entre ellas la reconocida Malbec, que para varios enólogos, sumilleres y especialistas sobre la vid se ha adaptado en esta zona mejor que en cualquier otra parte del mundo. Esto se debe a la particular orografía y composición de los suelos de la provincia de Mendoza, acompañada de la majestuosa Cordillera de los Andes, por donde se producen los deshielos de agua pura y cristalina que forman los ríos que descienden zigzagueando en dirección este, desde las altas cumbres andinas. En 1916 arriba a la Región Noroeste (Salta - La Rioja - Catamarca), el tunecino José Alazraqui con amplia experiencia en vitivinicultura desarrollada en territorio francés, que promueve conjuntamente con Miguel Urtado el surgimiento de la viticultura regional. En 1919, después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los vinos argentinos adquirieron calidad, y las cepas traídas desde Francia, Italia y España dieron excelentes resultados en un suelo y clima que, sin duda, eran ideales para el cultivo de la vid. Para 1960, en la Argentina había 242.324 hectáreas de viñedos plantados y se registraba un consumo anual de 90 litros por persona al año. Sin embargo la casi totalidad de este vino era considerada vino común, de calidad regular.

martes, 30 de julio de 2013

VINO para ROBAR

Vino para robar. Desde el jueves 1 de agosto, podremos disfrutar del mundo del vino en la pantalla grande. Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli como protagonistas, nos muestran a Mendoza, y diversos destinos como Buenos Aires, Tigre y Florencia - Italia - en la reciente producción cinematográfica del director Ariel Winograd en su film Vino para robar, no te lo pierdas!!!

jueves, 27 de junio de 2013

NUEVO CORCHO A ROSCA

Nuevo corcho a rosca promete revolucionar el sistema de tapado de la industria vitivinícola. Se trata de un desarrollo que busca terminar con el debate sobre el uso de corchos, tapones sintéticos o tapas a roscas. Detalles de la creación. De acuerdo a esas compañías, los sondeos muestran que el 94% de los consumidores en Estados Unidos y el 90% en Francia prefieren los tapones de corcho. Según informa la BBC, el nuevo tapón es similar al que ya se usa para botellas de whisky o sherry, pero sin un remate superior de plástico. Para abrir el Helix no se requiere un sacacorchos, sino que basta apenas un giro con la mano. Eric Bouts, director ejecutivo de O-I asegura que el corcho a rosca está destinado al mercado de vinos de entre u$s 8 y u$s 15. Los fabricantes del Helix señalan que el tapón estará en las tiendas europeas en los próximos dos años, y esperan que conquiste al público en China, que arrebató al Reino Unido el quinto lugar en los mercados de vino a nivel global. La tradición es fundamental para los consumidores en el país asiático, que importa el 48% de su vino desde Francia. Y la preferencia no es sólo de los consumidores. Algunas de las organizaciones regionales de clasificación de vino han prohibido a las bodegas utilizar tapas a rosca. Lo que está en juego no es solo la calidad del vino, sino su carácter y una tradición casi romántica, según el crítico Jay Rayner, del periódico británico The Observer. Cuanto más dinero gaste un consumidor en una botella de vino, más rituales querrá asociar a su consumo. Y ello incluye tapones de corcho, según Rayner. "Si yo fuera a gastar entre u$s 60 u u$s 80 en una botella de Pomerol o St Emilion sentiría que me están robando si pudiera abrir mi vino como si se tratara de una Coca-Cola. El 'crack' de una tapa a rosca no es lo mismo que el 'pop' de un tapón a corcho". Y el corcho tiene otra ventaja. Crece en los árboles por lo que respeta un mantra entre los amantes del vino: no hay dos botellas que sean exactamente iguales. Los franceses usan el término terroir para resumir esta referencia casi espiritual a una identidad asociada a un lugar geográfico único. Una tapa de metal garantiza consistencia y uniformidad. Pero para los tradicionalistas, jamás ofrecerá el placer de percibir el aroma de un corcho fragante empapado de vino.

miércoles, 17 de abril de 2013

Día del MALBEC

De Shangai a Mendoza, y de San Pablo a Nueva York, más de 60 ciudades participan hoy de los festejos de la tercera edición del Día Mundial del Malbec. Establecido por Wines of Argentina, organización que promueve la imagen de los vinos argentinos en el exterior a través de la marca Vino Argentino, el día mundial toma como fecha el 17 de abril, en homenaje a ese día de 1853 en el que se presentó un proyecto de ley que, con el espíritu de consolidar la industria vitivinícola local, permitió el desembarco de este cepa proveniente de Francia, hoy emblemática de la Argentina. Este año la línea argumental del día mundial es el malbec como una expresión artística y cultural, enlazándolo con el street art", dijo Magdalena Pesce, gerente de marketing y comunicaciones de Wines of Argentina. Es por eso que, en el marco de esta celebración, artistas internacionales como Run Don't Walk, Jaz, Pum Pum, Panamá Club y Planeta Cees,intervendrán espacios de las principales ciudades que participan de los festejos para rendirle homenaje al malbec. Este Malbec World Day hace un paralelismo entre el street art y el trabajo de los enólogos, que en definitiva son los artistas que toman los elementos del terroir y los combinan para comunicarlos al mundo a través de sus vinos",agregó el presidente de la entidad, Alberto Arizu. La elección del street art no es casual: Wines of Argentina busca actualmente seducir a la futura generación de amantes del vino - la next generation, como la apodan -, a sabiendas de que las anteriores celebraciones del día mundial tuvieron un impacto directo sobre los mercados internacionales que son la meta de la industria vitivinícola argentina. Sólo un dato: el primer Día Mundial del Malbec colaboró con que las exportaciones de esta cepa crecieron de 2011 a 2012, alcanzando los 41 millones de dólares. Pero como nave insignia del vino argentino, el avance del malbec también arrastra a todas las demás cepas; así, de 2011 a 2012 las exportaciones de vinos de alta gama crecieron un 13.5% para el segmento entre 40 y 90 dólares por caja de 9 litros y un 15.4% para la caja de más de 90 dólares. El malbec, vale decirlo, alberga mucho de aquello que hoy buscan los jóvenes consumidores de vino. Pero, ¿qué es lo que buscan? "Los consumidores jóvenes no gastan mucho dinero en vino, pero quieren calidad", comenzó diciendo Joe Roberts, periodista bloggero especialista en vinos y columnista sobre vinos en Playboy.com, que recientemente visitó la Argentina para participar como jurado del Argentina Wines Award (AWA) 2013. Lo otro que buscan, aseguró Roberts, es una historia sobre el vino que abrirán antes sus amigos, para sorprenderlos. La elección del 17 de abril para celebrar el Día Mundial del Malbec, apunta en ese sentido, al rescatar la historia de esta cepa emblemática. "Cuando proyectábamos el día mundial, hicimos un estudio histórico para desentrañar como se introdujo el malbec en la Argentina, y llegamos al 17 de abril de 1853, que es el día en que ante la legislatura provincial de Mendoza, se presentó un proyecto para fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Ese documento daba una serie de pautas y un marco legal para empezar a regular la producción y de vinos en la Argentina, cuenta Pesce. Quien estaba detrás de este proyecto no era otro que el "padre del aula" Domingo Faustino Sarmiento, quien alentó la llegada al país del ingeniero agrónomo Michel Aimé Pouget (a quien Sarmiento conoció durante su exilio en Chile) para ejecutar la quinta nacional en Mendoza. Fue Pouget quien en 1853 trajo a la Argentina el malbec, una cepa originaria el sudoeste de Francia, con la que se elaboraban los vinos de Cahors (por el nombre de la región), que ya eran reconocidos desde los tiempos del Imperio Romano.

sábado, 9 de febrero de 2013

ENTENDER LOS SUELOS, PARA ENTENDER LOS VINOS.

El tipo de suelo es, junto con la variedad de la uva, la meteorología, el clima, la viticultura y las diferentes técnicas de vinificación que se utilicen, uno de los factores que inciden en la obtención de un buen vino, UN atributo del "terroir" del que los americanos prefieren no hablar demasiado, y donde los franceses ponen tode el acento.
Cuando cursaba Enología, una de las primeras máximas que aprendí fue que la Vid, era una planta “que crecía sufriendo”. Aunque resultaba un poco trágica la frase, cuanto más leía sobre la relación planta-suelo, más la corroboraba. En efecto, la vitis y su fruto, la uva; casi siempre triunfan allí donde otros cultivos no son capaces de hacerlo y esto se relaciona con su historia (o su prehistoria) de cultivo curtido y aguerrido, produciendo en tierras mesopotámicas primero y en el interminable desierto egipcio, después; a través de más de 5.000 años de insolación, suelos pobres y aguas escurridizas. 
¿Cuál es la biología que permite a esta increíble planta subsistir y transformar esa poca de agua en mosto? La respuesta está en la fuerza de sus raíces que como finos tentáculos quiebran la grava y corren la piedra lenta pero implacablemente, cavando seis, siete, hasta diez metros de profundidad, para encontrar un descanso para su sed, y tomar solo aquello que necesita, en agua y en nutrientes. Porque la vitis vinífera, es además, un árbol modesto que aprecia muy especialmente los suelos pobres, que otras plantas desprecian, y ese es uno de sus más admirables atributos. Raciona el agua inteligentemente y toma del suelo los minerales que este le ofrece, para transformarlos luego en jugo, semillas, pulpa y hollejo. Cada gota de vino, es agua recuperada del suelo por la planta. 
Desde hace algunos años se ha vuelto imprescindible el análisis de suelos para determinar que variedades y que estilo de vinos puede desarrollarse mejor en determinadas condiciones. Este análisis fisicoquímico y geomorfológico permite una correcta gestión del viñedo y también facilita la observación de las modificaciones que pueden existir incluso en una misma parcela, todo con la finalidad de gestionar mejor, por ejemplo, los fertilizantes que conviene o no utilizar, el sistema de riego que más se ajusta al cultivo, las variedades que mejor se desarrollarían en ese terruño, el sistema de conducción más apropiado, entre otras muchas decisiones agroecológicas. 
Cuantas veces nos ha sucedido que bebemos dos o tres vinos de un mismo varietal producido en una misma zona, encontrando en cada uno de ellos características sensoriales bien diferenciadas. Esto quiere decir que de un mismo terruño, muchas veces incluso de una misma parcela, pueden salir productos muy diversos, diferencias sutiles (y a veces no tan sutiles) que nos sorprenden y nos llevan a preguntarnos acerca de las razones que provocan esas diferencias. 
En este sentido, expertos en terroirs se han dedicado a investigar de modo holístico sobre los diferentes perfiles geomorfológicos de los suelos. Tal es el caso del Ingeniero chileno Pedro Parra, integrante del equipo enológico Proyecto Terroir de Altos las Hormigas, y otros proyectos de investigación en Napa Valley y Chile, que ha realizado trabajos intensos en la diferenciación de los suelos de distintos terroirs en el mundo con la finalidad de darle a cada vino, la expresión de terroir de donde pertenece. Estos trabajos se basan en la investigación de los diferentes perfiles de las zonas que se estudian, los cuales pueden ser observados a través de “calicatas” que son hoyos muy profundos cavados entre las hileras, que permiten visualizar los diferentes tipos de suelos en diversos cortes transversales. 
Así, el análisis de los suelos a través de las ‘Calicatas’ indica una dirección, no solo para el ingeniero agrónomo, sino también para el enólogo. Cuando en forma conjunta, trabajando en equipo, enólogos y agrónomos aprenden a “leer” el viñedo, no solo la expresión del viñedo en el terroir a través de la planta, sino el conjunto de caracteres genéticos que están por debajo de esa planta, se produce una acercamiento diferente a la uva, que da por resultado un trabajo enológico mucho más perfecto y profundo. 
Concluyendo, los vinos de terruño, considerados en los últimos dos años como la nueva tendencia vitivinícola para la producción de vinos altamente diferenciados y de alta calidad; persiguen una identidad y un conocimiento, no la satisfacción de un mercado. Son vinos que necesitan de un profundo compromiso del viticultor con el enólogo y este, con su equipo de trabajo multidisciplinario. El Viejo Mundo, a diferencia del Nuevo Mundo, tiene una tradición de más de doscientos años en conocimiento de terroir, eso le ha dado una gran ventaja cualitativa frente a nosotros. El reto que la industria vitivinícola argentina tiene por delante, es el de arribar a la complejidad de los vinos por la identidad expresada desde el terroir del que provienen sus uvas, con muy pocas intervenciones en bodega. No es pequeño el desafío que tienen los viticultores de nuestro país pero si van por ese camino, tendremos cada vez mejores vinos.